Una de las cosas que más me ha preocupado, incluso antes de ser madre, es el tema de la medicación. Siempre he sido bastante reacia a tomar medicamentos para encontrarme mejor, al menos que, no fuera un dolor insoportable o por prescripción medica.
Este dilema se complicó, en mi caso, a la que fui madre. Sintiendo una mezcla de desconocimiento, porque no puedo evaluar el dolor ajeno, y de desesperación, porque quiero acabar rápido con el sufrimiento del peque. A esto se suma que muchas veces vas a urgencias y sales con un listado interminable de medicación para un niño que a duras penas pesa 10 kilos. En este caso, yo si que lo tengo claro, y es tan pronto me es posible visitamos a nuestro pediatra para que revise la dosis y, si es posible, las reduzca.