Como os comenté cuando reseñé este libro en este La Máquina Come-Miedos. Reseña, sabía que La Máquina Come Miedos tendría una segunda parte. Hoy Miriam Ruiz Maestra y Psicopedagoga será la encargada de explicar como ha trabajado este libro en el aula tanto con niños de 3 años como con los de 5. Hoy mi aportación es breve y dejo paso a sus palabras.
Ejercicio en el aula con los niños de 5 años.
Antes de la lectura, los niños y niñas han expresado sus miedos y analizando la portada, les ha entrado en seguida la curiosidad por saber qué miedo tenía el protagonista. El relato les ha encantado y todos querían hablar de sus vivencias durante este. Al final, ellos han decidido escribir sus miedos en un papel y colgarlos de los árboles de la escuela para que se los lleve el viento. Han identificado el miedo con el color negro, así que, así representamos sus miedos. Al día siguiente, impacientes, fueron a ver si sus miedos se habían ido. También dibujaron en qué querían convertir sus miedos y se enseñaron los dibujos los unos a los otros. De esta forma, las arañas se convirtieron en mariposas, delfines o perritos; la oscuridad, en luz; la soledad en estar con amigos o la familia. La profesora también dejó su miedo en el papel y se lo llevó el viento. Esta explicó qué miedos había superado y así los alumnos también reflexionaron sobre ello, muy orgullosos. Pues muchos ya no tienen miedo a dormir solos.
Ejercicio con los más pequeños de la Escuela
La actividad con los alumnos de 3 años fue similar, aunque los miedos eran muy distintos: monstruos, momias, fantasmas y brujas fueron los protagonistas. Ellos prefirieron meterlos una caja y esperar al día siguiente a ver si se habían convertido en aquello que a ellos le gustaban. Efectivamente, al día siguiente al abrir la caja… encontraron trenes, cohetes y unicornios. Eran dibujos para pintar de unicornios, cohetes, trenes… y no pudieron esperar a hacerlo.
Un cuento, sin duda, recomendable para trabajar tanto en casa como en la escuela y apto para diferentes edades pues en función de su nivel de maduración lo interpretarán con más profundidad o menos. De hecho, resultó interesante trabajarlo en dos cursos y explicarles qué habían hecho con los miedos los otros. Los más mayores reían por los miedos a cosas que no existen de los pequeños pero algunos también recordaban que tenían estos mismos “cuando eran pequeños”.
Quiero agradecer a Miriam su aportación en el post de hoy, da gusto encontrarse a profesionales como ella que hablan de tú a tú con los padres, comprometidas con la educación y progreso de nuestros hijos. Que trasmiten alegría, motivación y seguridad a los niños.
Abrazos Virtuales,
@mamaeconomista